Sabias que en realidad nosotros nunca tocamos nada de lo que hay a nuestro alrededor.
La energía que nos conforma se mueve a tal velocidad que no logramos tocarnos, sin embargo nuestro cerebro interpreta las descargas electromagnéticas como si hiciéramos contacto real con todo.
A pesar de esto, seguiré intentando alcanzar esos labios, y disfrutando de las interpretaciones de mi cerebro mientras lo intento.
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